'cookieOptions=learn o link La Cripta : enero 2014

viernes, 10 de enero de 2014

Minotauro

Las leyendas, no, las historias de este maldito ser, me suelen pasar muchas noches, muchas lunas, pensando que hubiese pasado sí es que el laberinto me hubiese atrapado, sí no hubiese rescatado a nadie, o no matara al minotauro, al temible hombre toro, las dudas me mareaban tanto como cuando vi su cabeza, fue la sensación más terrible luego de ver la cabeza del descendiente de Minos luego de unos días, el hombre toro, era un hombre ya, casi vomito luego de sentirme más nauseabundo que de costumbre, estaba altamar aún está fresco en mi memoria, pero regresando al momento en el que ofrecí, dentro del grupo de vírgenes y guerreros.

Estaba muy asustado, en mi corazón sentía que era mi deber, yo como héroe y semidiós del mar, aunque no me ofrecí en busca de gloria, menos de cantaran canciones o poemas épicos en mi nombre, tampoco digo que sea humilde o que no buscaba pelea, me arriesgue con mi espada, mi armadura liviana, y un puto hilo, que al final resulto más útil que todas las armaduras, pues el enemigo no era uno solo, el toro solo era el principio, vencer al laberinto era otro reto igual de grande.
Esta aventura trágica a la que me atreví fu posible gracias a que sin ánimos de presumir era un fuerte guerrero, con habilidades tácticas bien desarrolladas, esos eran mis pro, mis contra por el otro lado me lo ponían rudo, no conocía nada del laberinto, mi contrincante era un monstruo con la fuerza de veinte hombres, la rabia de un toro, y el aliento de haber comido muertos, el hecho de que estaba en su territorio, a pesar de que era su hogar no era del todo consiente del territorio.
Se sabe bien que el minotauro no era un ser extremadamente astuto, que compensaba esa deficiencia, con su fuerza demoledora, sentidos desarrollados y muy perceptivos, tantos que las vírgenes eran las primera victimas por el simple hecho que no corrían tanto como los jóvenes, odio ahondar en detalles para contar mi historia con el horrible y repugnante ser, pero cuando yo me atreví a encarar a la bestia, vi bien como el desgraciado devoraba, poco a poco a una virgen, estaba yo totalmente impactando, con el rostro enrojecido de cólera por la falta de  humanidad de esa criatura, la falta de misericordia, era un tirano en su laberinto, no le faltaba alimento, pues aparte de nosotros, se ofrendaba buena cosecha, pero la sed de sangre y desprecio por la vida misma era el alimento del minotauro.
Pase varios días antes de matarle, fue uno de mis placeres cortarle la cabeza, no me arrepentiré nunca, puedo decir con gusto que ha sido una gran experiencia acabar con la trágica existencia de la bestia del laberinto, nunca me dijo ni una palabra, aunque sé que podía articular pequeñas palabras, para mí el único monosílabo que me soltó fue un "agg" luego de caer al suelo, moribundo.
Soy Teseo y este papiro es mi descripción del minotauro

martes, 7 de enero de 2014

Cancerbero

Todos saben quién es cancerbero, muy pocos de buena mano es cierto, para verle hay que ir al infierno, Edquina y Tifón fueron los desgraciados que engendraron al horror del infierno, el guardián del reino del despreciable Hades, el dios griego que se llevó la peor parte, el amargado en las películas, aunque con tamaña criatura es raro sentirse muy decepcionado, a la criatura se le conoce como el terrible perro de hades, aunque verle es conocer la ferocidad en su mejor forma, con la cola de serpiente, las tres cabezas y el resto que ya se conoce, nos hace recordar que mearse en la cama después de una pesadilla, suene a cuentos de hadas cuando sabes que aparte de muerto te jodes al encontrarte con este hijo de perra en toda literalidad.

Pero que motivaciones tiene cancerbero para proteger la puerta, bien sabido es que de ahí es ridículo escapar, lo cierto es que resulta anecdótico, la mayoría de encuentro con este perruno amigo de Hades, es para entrar, tal como suena, héroes, semidioses, uno que otro idiota, va para entrar al infierno (con esa actitud generalmente terminaran ahí, pero la calma no es algo humano), cancerbero no come muertos, tampoco les trata mal, es como un guardia de discoteca, solo deja pasar a los que cumplen los requisitos que tampoco es que pida mucho.
Muchos se preguntan si tener tres cerebros puede provocar más perjuicios que beneficios, dado que el trabajo en equipo es mejor, pero el dilema esta que pasa cuando este trío entra en disputa, o si es que hay un líder, pues las personalidad de cancerbero han ido cambiando con los años, vamos que cuando eres eterno no puede ser estar siendo el mismo, resultaría poco productivo, sin mencionar que las experiencias te hacen cambiar.
La cabeza del medio paso de líder, a burlón, la personalidad astuta, la cabeza de la derecha cruzo el umbral de torpe, dormilona, poco creativa, a feroz, entre otras, por lo mismo que la derecha cambia mucho, se puede mencionar que es la cabeza que más analítica es, por el final la izquierda, esta pues, pues, pues... es la izquierda y nadie sabe cómo es, debe ser la de cerebro más pequeño, pues asiente a todo, esta de adorno, es la que se muerde la cola, en pocas palabras, dado que es la menos seria del grupo, o que la sigue la manada, es la cabeza beta.
Cancerbero odia la vida, todo ser mortal es un desgraciado para él, cuando mueren pasan a ser algo más divertido de ver, arrepentidos, más maduros, los humanos que pasan a mejor vida no se quedan cortos en la expresión, ser puede ser una persona muy malvada en vida, pero en muerte al ser un ente superior estarás mejor preparada, el más allá, sobre todo el griego está lleno de muchas personas dignas de conocer, y cancerbero tenía todo el tiempo del mundo para escucharlo, pero la razón más obvio para odiar a los vivos, es que no tienen nada que hacer en el infierno, es más por el algo el camino es tan intricado, un mortal no puede ni debe ir a lugar, pero muchos por razones algo codiciosas desde el punto de vista de cancerbero, prefieren joder al destino, para cumplir su misión, sin preguntarse, porque ir en contra de la naturaleza, y aunque el perro no sea muy fan de Greenpeace, piensa que el sentido de la vida no está por capricho, fines inciertos o por el hecho de que es lo que iba a pasar.
Para terminar, el señor mascota de la muerte, no es un mal perro, es solo que cumple su deber, solo muertes tienen pase vip y general, vivos tienen mucha tierra para habitar, y si quieres quedarte sin alma al ser devorado en las fauces de una de las tres cabezas, ir a molestarlo debes, estas advertidos, larga vida al perro infernal.



viernes, 3 de enero de 2014

Bella durmiente el origen

En un hermoso palacio, en un tiempo muy remotamente antiguo, donde las hadas aún eran conocidas amigas del hombre, y el hombre amigo del caballo y del perro, amante de las armas blancas e inexperto para las de fuego, esta historia sucede en esta época, en la noche, sí empieza con la salida de la luna, con las sombrías palabras de una desagradable bruja, que cuya fama de vidente siempre acertada, hizo que sus predicciones sean escuchadas hasta por el mismísimo rey, el hombre sentado en una silla de poca monta, en una pocilga llena de ratones, que a juzgar por la maniaca era fácil de creer que eran mascotas o al menos ingredientes para sus pócimas, en la posada solo estaba la mujer, el rey y un heraldo a forma de escolta, algo muy simple, para una estadía de confianza dentro del mismo reino.
— Ahora lo veo, sí todo está muy claro Talía, la niña corre un peligro, peor que mil maldiciones —decía la balbuceante vieja.
 —No, porque ella, mi amada hija, como es posible que alguien quiera hacerle daño a una bebe, que culpa tiene ella, yo quiero cargar el peso, no me importa cómo, dime como impedirlo — reclamo el monarca en total desesperación.
—Lino, no permita que ni un ápice, hilo de lino entre a su palacio mi majestad, porque si su hija llega a envenenarse con una aguja enhebrada a un hilo de lino, la niña pasara el resto de su vida sumergida el más profundo sueño, sin envejecer un día, hasta que despierte, quizás su tierras no sea más que polvo del pasado —
El rey se levantó, con un carácter severo y con una sola idea en la cabeza, nada de lino, toda tela que fuese de ese material sería quemada, el monarca estableció su ley de carácter absoluto, lo cual aunque sus súbditos lo tomaron como una excentricidad, acataron sin chistar, nadie en el reino portaba nada que fuese lino.
—Quizás, maléfica no sea del reino, aunque con mis advertencias bastan, para cuando la princesa duerma, lo más probable es que yo me halle muerta, así que no será mi problema, lo siento rey pero no hay manera de advertirle, ojala no suceda — pensaba a sus adentros, la anciana.
Durante muchos años, después de muchas reglas para impedir que el lino fuese si quiera a estar a un kilómetro de la princesa, Talía creció como una hermosa chica, una joven de unos 19 años apenas cumplidos, la princesa era la mujer más bella alrededor del imperio, el rey el hombre más honesto aunque siempre angustiado por su niña, cuidando que ella siempre tuviese lo mejor, siempre y cuando no sea lino.
La princesa tenía por costumbre llevar flores a su madre que yacía en el cementerio real, afueras del reino aunque era muy cerca, lo hacía en la soledad de su reflexión y propios pensamientos, era una chica muy sencilla para ser princesa, vestía con finas telas, pero de pocos detalles, su color favorito era el blanco pureza, y tener bordados al final del vestido, sin mallas complejas,  era algo provocativa, pero dado que andaba sin guardias y más comadronas, no era algo muy notable y menos decoroso.
La joven saltaba feliz entre prados verdes, caminos hechos de piedra, y otras arquitecturas feudales, hasta que llego a la lujosa tumba de su madre, aunque de la reina se puede decir que era una mujer benevolente no pudo conocer a su Talía, a su única hija, por los cuentos que cruzan en la corte, la princesa sabía que su madre era una mujer muy correcta y hasta bondadosa, lo único que no gozaba de la mejor salud, a muy pesar de que tan bella flor marchita como sin agua haber tocado, cayo la reina el mismo día del nacimiento de Talía, la tragedia no podía traer recuerdos a la princesa así que la joven propicia nada más que devoción para su madre.
Mientras Talía con sus rosas, claveles y margaritas adornaba la tumba de su madre, la joven miro lo que traía en su bolsillo trasero, el zurcido que traía para su madre estaba un poco dañado, una línea ubicada al centro del circulo de su adorno, el pequeño detalle no podía quedar mal, la princesa se fue en busca de hilo y una conveniente aguja para arreglar su regalo, pero en vez de ir a palacio por tales cosas, miro que tras los bosques, había un río, quizás algunas plebeyas estén cosiendo su ropa, y con suerte ellas tendrías los colores que necesitaba, aunque igual no tenía nada perder, pues el viaje era más corto en comparación a ir a palacio.
 En el río no había persona alguna, ni un rastro de alguna comadrona, señora, o súbdito, la joven se entristeció un poco, pero en una piedra que seguramente era usada para lavar, estaba curiosamente un dedal donde se encontraba un hilo ensartado en una aguja, la muchacha tomo el dedal, y grito muy fuerte: ¡hay alguien aquí!, pero ni el viento hacia acto de presencia, la princesa se levantó y se dispuso a coser la parte que le faltaba,  para ella el hilo le resultaba muy extraño, era el color que necesitaba, pero era muy diferente, como de un material desconocido para ella.
Tras terminar su bordado, la joven con sus dientes corto el hilo, pero sin tomar mucho cuidado y en su apuro, se pinchó con la aguja, y el mismo instante la bella joven se desplomo, con la rubia cabellera y el resto en el suelo, termino por darse su destino.
Un guardia que casualmente paseaba por ahí, buscando un arándano para comer, noto que la princesa yacía en sueño, quizás desmayada, quizás moribunda, el soldado corrió con todas sus fuerzas y trajo a la joven ante los médicos reales, que nada pudieron hacer frente a la maldición, al llegar los oídos del rey, la noticia le dejo como era de esperar anonadado, frustrado, y con una pena que ni un monarca resistiría, lo único que como padre podía hacer era ir a ver su hija, con el alma hecha pesados solo atinaba a preguntar.
— ¿Dónde la hallaron? —Cerca a la tumba de la madre, en el rio — respondió el guardia.
—Lino, el hilo era de lino, como es posible, debe haber un culpable — no, señor, no había nadie en el lugar, tal vez el material llego de rio arriba —
— Desde las sombras, desde los demonios, la señora que predijo esto, hoy está muerta, lo hecho, hecho esta, tomen y copien mis instrucciones — refiriéndose a los escribas reales.
Ordeno con mucho énfasis, poner en una cama tradicional, pero recubierta de cristal, para conservar a la princesa, ella despertaría algún día, de alguna u otra manera el rey tenía esperanzas, algún medicamento, una cura, magia negra lo que fuese, para despertar a su hija, durante lo poco que le quedo de vida, dedico todos sus esfuerzo a encontrar lo que nunca encontró, el reino cayo en depresión, sin herederos, sin aliados estratégicos, sin rey,  la opulencia del lugar paso a ser un falso recuerdo, y la princesa media muerta, media dormida permaneció intacta durante todas las revueltas sociales, pues nunca nadie olvido de trasmitir el verdadero mito de la bella durmiente.
Durante más de ochenta años, sin murmullos y con lo que el reino se dividió en dos, dejando el palacio desierto y formando consejos administrados por personas de confianza, elegidas por ellos mismo, dos nuevos feudos nacieron,  las noticias del lugar se esparcieron a varios reino, hasta que un joven príncipe llego a resolver el dilema.
—Vengo por las tierras del antiguo rey, vengo a traer paz y prosperidad —dijo el muchacho.
Tales promesas, sonaban descabelladas, pero bajo un manto de protección y halo de fe, el joven se hizo del poder sin guerras, ni problemas, simplemente con apoyo unifico nuevamente el reino, trajo prosperidad con mercaderías, y haciendo intercambio entre su reino y este, que aunque lejano, con la buena fortuna y entusiasmo de su lado, en cinco años, hasta los tristes y apenados bufones, brillaban radiantes y alegres, campesinos más trabajadores, y súbditos más que leales.
En su larga estadía el príncipe escucho la historia del palacio, que en el cuarto más recóndito del lugar, estaba la heredera, la joven sumergida en el sueño profundo, la bella y apagada durmiente. La historia trajo algo de curiosidad al muchacho, y tras su gran labor, los herederos de los escribas reales, dieron la llave al príncipe.
El hombre entro al cuarto, en cuanto la vio, no podía creerlo, la joven vestida en una fina trasparencia de rojo carmesí, protegida por un cristal y muchas raíces y polvo del tiempo, pero ella tan inmaculada por dentro, el joven no pudo evitar abrir el cristal, con mucha fuerza y apego, lo consiguió pero su valentía no podía simplemente terminar ahí, durante muchos días el regresaba a verle, abría el cristal y se esmeraba por despertarla, intento de todo, hasta una cachetada, echarle agua, hasta que una idea paso por el, la joven era tan hermosa e indefensa, tal vez el amor le despertaría, y una noche mientras la luna aullaba, el joven la beso, pero para su sorpresa nada ocurrió, triste el joven no regreso, hasta que después de un mes, no podía dejar de verla,  ella tan hermosa, tan vibrante, pero tan sólida y fría, tan tersa, tan exuberante, tan falta de calor, con tan suave piel, tan bellos pechos, tan dulces labios, tan excitante, tan..., tan....
Así ocurrió, el príncipe no pudo resistir a sus instintos y a la durmiente le dio una noche caliente, aunque ella ni gimió ni suspiro, el príncipe loco de pasión, hizo el amor, su primera vez fue con ella, la profunda dormida, la joven tan preciosa.
Aquel hecho puso de mucho bochorno al caballero, que aunque en tan cobarde acto, pensó que solo era algo de mal gusto, que nadie debía enterarse, decidió volver a sus tierras unos meses en busca de sus padres, y nuevos aires.
Paso un año y el regreso, tan radiante como siempre habiendo superado sus caprichos y hecho más hombre, más culto, pero siempre tan entusiasta, el pueblo le miraba con angustia, aunque le recibieron con alegría estaban todos algo preocupados, el medico del pueblo, el más honorable le dijo la noticia.
— Mi lord, usted es ahora rey, es padre de dos mellizos, de un niño y una niña —
— ¿Cómo es posible?  — cuestiono en joven con mucha preocupación y con algo de terror en el rostro.
—Señor acaso usted, se atrevió a..., no le cuestiono, pero ya está hecho, tiene herederos —
La noticia aunque al principio no fue bien vista por nadie, ni un súbdito, plebeyo o campesino se atrevió a cuestionar al ahora rey, casado sin más con Talía, y ahora padre, dado que la madre estaba dormida, los nombres los escogió el.
—Sol y Luna, son mis hijos, sol será un valeroso príncipe y un gran guerrero como yo, digno de su pueblo, y Luna tan dócil y bella como su madre — dictamino el noble.
Y paso, un lapso de apenas unos años, durante la prosperidad palacio era otro, más bellamente embelesado, más adornado, todo para criar de lo mejor, a los nuevos herederos, que eran cuidados y alimentados por finas mujeres de la corte real, pues la madre aún no se despertaba.
 Pero los días pasaron y al fin sucedió, la bella durmiente despertó de su profundo sueño, después de largos cien años, el mundo había cambiado, pero ella ni una pizca, era la misma joven de diecinueve años, pero al fin libre de su maldición, o es que los felices por siempre, deben existir en las mentes de los bellacos y simples.