'cookieOptions=learn o link La Cripta : diciembre 2013

sábado, 28 de diciembre de 2013

La Maldición de la Bella Durmiente

Eran aproximadamente las dos y media de la mañana, era un cuarto muy lujoso, llenos de detalles dignos de ser la habitación de un rey, pero de colores un poco más femeninos, el blanco pureza rodeaba el lugar, dando un aura de calma y dulzura casi como el de cuento de hadas, sino fuera por la mujer que se hallaba durmiendo, agitándose de un lado a otro en su cama, para nada se podía decir que era incomodidad, pues la cama claramente se veía muy agradable con almohadas de plumas, y de sabanas de una fina seda, la mujer no dejaba de dar vueltas, como si estuviese poseída,  la mujer de rubia cabellera estaba vestida de una pijama muy fina de gasa de una transparencia muy sensual, el clima era muy de verano, pero tampoco en excesivo caluroso, por lo que su malestar no era aquello, menos el frio o algo parecido, la joven, estaba probablemente teniendo una pesadilla, tal vez era eso, después de  este tan mal momento, la joven se levantó, presurosa y muy asustada, aunque la expresión rápidamente le cambio a una ira incontenible.
­— Mierda, otra vez, no puede ser —
La joven se levantó de un solo movimiento, dirigiéndose directamente al baño, se puso frente al espejo y prendió el grifo, se lavó la cara, sin mucho cuidado, algunas gotas caían sobre su pijama, aunque ella casi ni lo notaba.
—No pasara de nuevo, no esta vez, no caeré en el juego, ya no hay tal cosa como el no despertar —mientras sollozaba — estoy harta, un hora, solo una hora antes de volver a ver lo mismo, puta caja de cristal, maldita bruja, hada, hechicera, o lo que hayas sido, no volverá a suceder —
La joven entraba en un constante ir y venir de paranoias, volvía a reposar en su cama, pero la noche se hacía infinita, las horas se hacían extensas, y más cuando su cerebro captaba hasta el más mínimo estimulo, debido a su clara falta de sueño, cualquier ruido sea fuera o dentro de la habitación le molestaba, incluso se levantó para abrir su puerta y ver al pasillo, pero nada, el viento era lo único que podía estar incomodándole.
—Príncipe, donde estas, beso eso fue lo que me devolviste, aunque no, no fue un beso, sino esos mellizos con los que me desperté, que son mis hijos, aunque no lo recuerdo, príncipe fuiste un mal nacido igual que tus vástagos, no puedo seguir así me largo —
La joven se levantaba con una pequeña sonrisa maquiavélica en el rostro, ella sentía como si un perfume olor a muerte le rodease, una mirada a su repisa de madera donde su maquillaje y unas hojas de papel y un lienzo aguardaban.
—Esta noche, después de quinientas lunas, voy a decirle por fin adiós a tu maldición, no más horas sin sueño, ni sueños eternos, no más drama, no más deudas conmigo misma, no vas cadáveres putrefactos en mi alma, no más de cien y pico años vividos, los cuales casi todos pase dormida, no más de este amor y dolor, de esa espera a un hombre para salvarme, que en vez de ello aseguro su reino, siendo un sobrino nieto mío, no pagare más culpa de la que ya tengo, pero sobre todo no más sangre en mi venas, no más ideas en mi cabeza, no más remedios, no más voluntad para fingir que el feliz por siempre es una mera idea, mañana cuando me cuelguen, hagan por traición, porque prefiero desistir de mi misma a caer por la creencias de alguien más, ahora este es mi fin sin perdices, pero también sin cicatrices que curar —
Se ponía a redactar la joven princesa, sin parar, como si todas las palabras ya las tuviera pensando durante tiempo, y es que últimamente lo que más le sobraba tiempo, luego de terminar su carta, dejaba unos segundos para darle un duro golpe a su espejo que estaba enfrente suyo, con la mano sangrante, agarraba como si de una navaja se tratase, se hacía pequeños cortes pero profundos en sus muñecas, tan delicadas, que fácilmente pudo haber usado el mismo papel, la tez clara de su piel, pasaba a ser un mar de sangre, y lágrimas, ella con una expresión sombría, se desplomaba cayendo al piso, totalmente desnuda y tal como ella lo dijo sin gota de sangre en las venas, pero con la dignidad puesta, sin la inmortalidad de la vanidad que otra princesa que con un final feliz o no,  la bella ex durmiente, no quedara bajo ninguna sombra.




viernes, 6 de diciembre de 2013

Reunión de amantes

(Gemidos en el salon)
Narración: como termine jugándome la vida o la suerte, como empezó esta delicado relación fugaz y tal vez pasajera, si porque por mi naturaleza esto no durara una noche.
Como el placer es menor al riesgo cuando te sientes atraído, como el miedo es igual a disfrutar cuando las miradas no bastan, como el tacto influye sobre nuestros pensamientos y como las palabras eluden al raciocinio.
Esta es una de mis innumerables noches, más no es la más apasionada no es ni siquiera la más atrevida pero es en definitiva la mejor, ¿porque?, eso no importa, solo escucha y dejate llevar.
Transilvania 1814, reunión de Condes castillo.
Mozo: Señor Vlad le esperábamos desde hacía buen rato.
Vlad: Es cierto no es fiesta sin mí.
 Mozo: tan jocoso como siempre, le traigo algo de beber.
Vlad: pues no lo necesito aunque algo de vino no estaría mal.
Mozo: entendido señor, póngase cómodo los invitados de todos lados llegaron
Mozo se retira.
Vlad: así que gente muy grande y todos lados, ricos e importantes, pero se me antoja un manjar exquisito, una rubia tal vez.
Mozo: su trago señor, y por lo de la rubia, la señorita de la izquierda la hija de rey de Francia encaja con sus gustos Señor es joven, guapa y voluptuosa, más bella que el mismo atardecer.
  Vlad: hablas como si fuera lo más preciado del lugar, pues bien quiero conocerla, el resto dependerá de ella.
Mozo: adelante señor, la pista de baile será suya.
Vlad: mi talento son palabras no mis piernas.
Da unos pasos acercándose a la joven.
Vlad: conozco el latido de vuestro corazón alrededor de setenta pulsaciones por minuto, pero en este minuto solo deseo mencione su nombre.
Cristina: usted es el noble llamado Vlad, me sorprende verlo salir de su castillo.
Vlad: no soy ermitaño señorita, soy por el contrario un poco nocturno, pero bueno espero me halague mencionando mi nombre
Cristina: pues soy Cristina, señor Vlad
Vlad: gracias, era todo lo que necesito ahora sé muy bien, quien es usted.
Cristina: pero si solo le mencione mi nombre
Vlad: os lo explico, no es su nombre lo que anhelaba era su condescendencia y amabilidad, usted es una princesa, debería haberla saludado inclinándome, pero no, usted me respondió mi inquietud sin ningún reparo y lo hizo con buena intención es usted una señorita y muy noble.
 Cristina: y usted un señor de muchas palabras y de gran interés, me halaga pero también me hace ver atreves de mi misma.
Vlad: no, no puedo ver atreves de usted porque es pecado perderme en su mirada e inevitable que no deje de admirarla
Cristina: oh, me sonroja señor, creo que no es necesario que me seduzca de esa manera.
Vlad: ¿hay reglas?, pensé que solo charlábamos, señorita no parto con intenciones solo con proposiciones.
Cristina: entonces insinúa que imagino cosas
Vlad: no solo que las piensa, me gusta hablar con usted pero la música incomoda sígame en el tejado podemos seguir esto tranquilos.
Pasos hasta subir
Vlad: si aquí es, recuerdo muy bien este lugar, paseaba mucho con mi padre sobre todo en las noches, mira la luna esta bella hoy.
Cristina: es cierto, la luna y las estrellas creo que algún día el hombre llegara a ese lugar, volando
Vlad: tal vez el día que la luna no la irradie de más belleza Cristina
Cristina: no juega con sus palabras, tenga cuidado me está haciendo pensar diferente sobre usted.
Vlad: ¿Diferente?, ¿tanto cree conocerme?, es raro porque hace unos momentos era un extraño y ahora resulta que actuó de manera diferente a mi comportamiento normal.
Cristina: no, no me refería a eso, es solo...
Vlad: se pone nerviosa, eso quiere decirme
Cristina: eso, me hace sentir incomoda pero a la vez confortable aunque no debí decir lo último.
Vlad: no se preocupe, es normal es algo que llaman atracción, es natural, el problema que se detiene porque cree que es muy pronto.
Cristina: es como si usted comprendiera más mis emociones que yo, eso es agradable en usted Vlad.
Vlad: en parte, aunque verla es suficiente inspiración para ser agradable incluso un poco más
Cristina: no use términos que no será capaz de cumplir.
Vlad: soy muy capaz solo si usted me lo permite, he pensado que se ha pregunta alguna vez ¿lo que vale un beso?
Cristina: un beso, no creo que sea capaz de ponerle valor, es algo abstracto solamente se obtiene con amor.
Vlad: es cierto le llaman amor tal vez pasión, pero eso no es calificar valor, creo yo querida princesa que sí, un beso tiene valor puede ser cuantificado incluso medirlo según su intensidad.
Cristina: que cosas dices eso no es posible...
Narración: Sin aviso, sin interés, sin compromiso sin mi mente obedeciendo, la bese tan suave pero tan intenso, ella, no ya era ella era un nos, ambos yo fui el primero en dar el brazo a torcer pero ella daba más cada vez más, luego fui por sus botones, me deslice tan bruscamente que quizás le arranque uno o dos botones al vestido, pero no detuve no ella con una tenue voz pedía que parar (palabras de ella), pero no porque iba a parar si ella lo disfrutaba tanto como yo, entonces la vi tan pura y tan bella que decía este bocado lo disfrutare como si fuera el ultimo.
Cristina: Vlad tú eres el único que me ha visto de esta manera, por favor dime que serás el ultimo.
Vlad: seré hasta tu último aliento, lo juro.
Cristina: entonces, haz lo que tengas que hacer, llevate mi inocencia.
Narración: era un pecado, ella era lo último y lo más nuevo, no es imposible enamorarse en una noche, pero es tan posible apasionarse y luego olvidar, era lujuria, jugaba con su cuerpo, era la noche, era el clima pero sea como sea mi frío corazón incapaz de latir, jugaba con sus piernas, le hice hasta lo que no estaba escrito, ella suspiraba, jadeaba hasta pedía más,  su camino era tan dulce como el vino pero ella estaba tan sedienta como el mar sin la sal.
Cristina: Vlad tengo que olvidar esta noche, mi cuerpo no puedo evitar creer que alguien se enterara.
Vlad: nadie lo hará, pero nadie saldrá de acá, este lugar niña será tu tumba, te juro te amo y aunque es el problema te prometo no te olvidare, pues esta noche es de mis mejores noches, pero lo siento es tarde y me debo encargar de otros asuntos.
Cristina: de que hablas, no entiendo a qué te refieres.
Vlad: soy un vampiro, no soy el vampiro, el más temido Vlad es solo apodo, soy en conde Drácula, mira mis ojos, mira atentamente, mientras derramas la sangre de tu cuello.
Narración: que puedo decir no soy perfecto solo inmortal, seduzco niñas ricachonas para luego alimentarme de ellas, pero cristina era especial tenía que deshacerme de ella, no la volvería igual que yo no era mucho compromiso.
Gritos de Crisitina.
Mozo: veo señor que se divirtió mucho, me permite comerme los restos.
Vlad: adelante sírvete está muerta.
Mozo:(voz terrorífica y chillona) jajajaja, el amo es bueno, quiero todo, hasta el último hueso jajajaj